domingo, 21 de marzo de 2021

21 DE MARZO DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA

 El Día Mundial de la Poesía, fue propuesto en 1998 por la organización Unesco, se celebra cada 21 de marzo con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. 

Este curso desde nuestro Centro y ya que marzo es también el mes de la mujer hemos querido homenajear a diferentes poetisas andaluzas, y los distintos cursos han recitado poesías. 

Las autoras trabajadas han sido las siguientes: 

JAEN


Erika Martínez (1979)


El guardapelo de las poetisas.


Para que nunca se les olvide, las poetas llevan colgando del cuello

el guardapelo vacío de las poetisas.

¿Qué hacer con su moño resignado y su croché,

sus juegos sin apuesta y sus remilgos,

con esa manía tan suya de escribir y tirarse de la enagua?

Me prometí quitarles a sus nombres la tachadura,

como quien sabotea un cepo con un palo;

no juzgarlas ni juzgar tampoco a quienes consintieron

la demencia por un equívoco romántico.

Esto último me cuesta mucho.

Confesando que me gustan las isas y los ismos,

y también sin medida lo contrario,

me pregunto cuánto quedará en nosotros de su amor por la nadería.

En inglés isabelino llamaban nothing a lo que ellas tenían entre los muslos.



Carmen Camacho (1976)


Escribir desde un abajo, desde entonces.

Escribir no obstante contra las raíces.

Los estampados curiosos de los vestidos avisan de la lluvia.

Encuentro en mi cuerpo pecas, pestañas, gestos, un colmillo

y otros trozos de una niña.

Me dispongo a sudarte, Sevilla.

A falta de sirenas buenas son las freidurías.

CÓRDOBA


María Sánchez (1989)

Algo así tiene que ser el hogar.

Oír fandangos mientras las ovejas van

tras sus corderos

Rebuscar con los dedos las raíces

Ofrecer a los tubérculos los tobillos


Convertir la voz en ternura


y en presa


Prometerme una y otra vez


que nunca escribiré en vano


un libro con las mismas manchas



Elena Medel (1985)  

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre.

Con un vestido blanco trazaré cada una de sus letras por las

       paredes de mi dormitorio, por el suelo del patio del

       colegio, por el pasillo de la casa más antigua. Para

       recordar mi origen cada vez que yo viva.

En todos los lugares podré besar sus mejillas limpias de

       cristal, aunque ella duerma lejos:

sus mejillas cercanas que me dolerán allá donde acaricie

       su nombre escrito.

Tantos días, tantas noches habrá de alimentarme

       amorosamente con su parábola descalza;

vendrá mi madre a arroparme, mujer de humo, con los ojos

       tiritando de suerte,

y en cada sueño mis apellidos dolerán como un cartel de

       bienvenida a un hogar diferente.

Sobre mi cabello, rubio como el de mi madre, la corona que

       me ciño como hija primogénita de Dinamarca.

Me llamaré Vacía, en honor a mis muertos; miraré cómo

       retozan de acrílico las palmas de mis manos, sangrará

       mi lengua a disposici6n de mis muertos.

Gritaré quinientas veces el nombre de mi madre para quien

       quiera escucharlo, y escribiré que bendigo este medio

       corazón en huelga mío, pues no olvido:

nací para llorar la muerte de otros.




SEVILLA


Julia Uceda (1925)


La extraña

                           La fatiga e'sedersi senza farse notare.

                                          Cesare Pavese: "Il vino triste".


Me levanté sin que se dieran cuenta

y salí sin hacerme notar.

Había estado todo el día

entre ellos, intentando

hacerme oír,

procurando decirles

lo que me habían encargado.

Pero el recado que me dieron

no era preciso. El humo,

la música, el ruido de las risas

y de los besos -estallaban

como las rosas en el aire-,

eran más fuertes que mi voz. Cansada

de mi trabajo inútil,

me levanté,

abrí la puerta

y salí del hermoso lugar.

Desde la calle

miré por la ventana: nadie había

advertido mi ausencia.

Caminé. Volví el rostro:

ninguno me seguía.



Sara Mesa (1976)


La ciudad no responde a mis preguntas.

Me mira con su ojo impasible, despiadado.

Estoy sola entre escombros.

Otra vez estoy sola

y he de empezar de nuevo a levantar mi piedra

con paciencia infinita

como mi condena.


Palabras

A través de tu lengua penetro

en tu azulado mundo, 

ineludiblemente soldado a tus palabras

como las pardas hojas del otoño

al discurrir crujiente de los días.


HUELVA

Carmen Ramos Pérez  (1968) 


6 de diciembre

(A mis padres)

 

Quiero quemar

todos y cada uno

de los pasos

que di hasta hoy

y llegar

a ese preciso momento

en que me acunaste

entre tus brazos

por primera vez.



Estela Rengel (1987)


Sabes

a arena de verano

escapándose entre los dedos

y a clavar uñas como banderas

en la cima de tu pecho

(me proclamo

a tus espaldas

emperatriz de todos tus huecos).

CÁDIZ


Josefa Parra (1965)


Contagio.


He bebido esta tarde la tristeza de un cuerpo,

su peso, su evidencia,

su impotencia de carne que quisiera ser sueño,

esa mortalidad que lo delata

incluso en el recuerdo.

Me ha contagiado un cuerpo de nieve su dolencia

y ando por tanto exceso

agotada, rendida, con apenas las fuerzas

para arrastrar la piel y la mirada

lejos de su influencia.


Ana Rossetti (1950)


Aclaración


La poesía dice: tú o yo. Pero no habla de ti o de mí.

Dice tú o yo, pero es tú y yo y él y ella

y todos y cada uno nosotros,

pues en cada pronombre hay una suma.Multitud de identidades se comprenden

en la aparente y apaciguadora singularidad.

La poesía dice yo, tú, él, ella…

y a todos y a cada uno de nosotros nos designa

borrando los contornos de las almas.

Todos y cada uno

somos incluidos y explicados.

Todos somos a la vez ella, él, tú y yo.


MÁLAGA


María Victoria Atencia (1931)


Mar


   Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:

comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.

Rozaría una jábega con descolgar los brazos

y su red tendería del palo de mesana

de este lecho flotante entre ataúd y tina.

Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas. 

          Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho

pone olor de Guinea en la ropa mojada,

pone sal en un cesto de flores y racimos

de uvas verdes y negras encima de mi almohada,

pone hechido el insomnio, y un larguero entonces

me siento con mi sueño a ver pasar el agua.


Beatriz Ros (1984)


Infusión


Lo más terrible de todo

fue empezar

tomándonos un té

(con lo que me gusta)

No sé qué marca

pero siempre ardía

tuve que esperar mucho

hasta poder beberlo

tiempo

para que me dijeses cosas

que solo se pueden tragar

con ayuda de un té

como el que me ponías delante

Ese invierno

bebí té todas las tardes

te vi

todas las tardes

Hacia el verano,

y eso es lo terrible,

me vi comprando tila

en las tiendas que no cierran.



María Zambrano (1904)


Si esta


Si esta paloma se quema,

no es sólo en la zarza ardiente

sino bebiendo en una fuente

que corre entre la alhucema.

Fuente viva y con amor

que va hacia la noche oscura,

pero nace de la pura

claridad de un ancho frescor

de Misericordia que es llave

del mejor humano

y tierra y sol de su mies.

Y esta paloma en su vuelo

lleva un aire castellano

por lo universal del cielo.


GRANADA


Mariluz Escribano (1935) 


Cuando me vaya.


Dejaré un silencio en el recuerdo,

sonidos de una voz que fue muy joven,

y un aroma de sándalo y cipreses

para que no me olvides.  

Y ahora, cuando el sol desaparece,

y hay promesa de una noche clara,

las estrellas se esconden

y están muertas de tanta nívea luz.  

Dejaré abierta la ventana.

Un gorrión divulgará mi huida,

y un frescor de mañana

anunciará mi marcha,

con trémula voz para llamarte. 

Cuando me vaya

perderé las praderas,

los bosques encendidos de noviembre,

el verde del jardín en primavera,

la tenue luz de los planetas,

la sonrisa de un niño,

el calor de un amigo,

lágrimas de dolor por los caminos

que transité tan alta,

la caricia de un perro

que dio fuego a mis manos. 

Cuando me vaya

habré perdido tantas cosas,

que creceré en trigal

por no morirme.


Ángeles Mora (Córdoba-Granada)


Contradicciones, pájaros


Las verdades son la única verdad,

esas pequeñas huellas

de nuestra historia.

Si las verdades dijeran la verdad

mentirían.


Aunque las verdades

también mienten con su verdad:

la contradicción,

ese nido de pájaros crujiendo.


Las contradicciones parecen insufribles

en nuestro mundo.

Pero uno intenta

huir de ellas

como los pájaros:

huir quedándose.


ALMERÍA

Aurora Luque (1962)


La muerte al otro lado de la cámara.


Acodada en la barra o la terraza

me miro desde lejos como dicen

que se miran los que han estado muertos:

un fulgor en el vaso

me resume lo helado de los años.

Vértigo de un rodaje discontinuo,

fotogramas vacíos que huyen.

                                                               Eso sí,

gastó el maquillador tiempo y pericia.

Desde esta muerte actriz y fingidora,

la vida es un depósito en penumbra

de máscaras usadas hacia dentro.



Eau de parfum


De la infancia, el olor

del musgo en las acequias, del barro, de las moras

y la extrema violencia de aprenderse.


Del mar, la última nota

de la última ola desplegada

antes de regresar y convencernos

de que no habrá sirenas.


De la noche, las leves veladuras

de un perfume italiano

todavía de moda.


De tu cuerpo, el aroma

de libro de aventuras

vuelto a leer; pero también de adelfas

desoladas y ardiendo.


Huele a vida quemada.


Antología de Ana María Romero Yebra


Hormiguita negra


     – Hormiguita negra

igual que el carbón.

¿Te has puesto morena

de tomar el sol?

     – Pues no, preguntona,

te has equivocado,

que me he puesto negra

de trabajar tanto”.


El gorrión


     En la terraza de casa

está parado el gorrión,

calentándose las alas con

un rayito de sol.

     Picotea entre los geranios

como queriendo comer.

¡Ay, si le hubiese guardado

las miguitas del mantel!


Don Búho


     Don Búho lleva levita

de color gris,

una corbata blanca

y un peluquín.

     Don Búho tiene cabeza

de pensador,

y grandes ojos fijos

color de sol.

     Ha alquilado una piedra

Junto al molino,

pasa mañana y tarde

medio dormido.

     Pero cuando oscurece

ya se desvela

y se pasa la noche

contando estrellas.


El elefante


     Por detrás de unas palmeras

se ha escondido el elefante,

pero se le ve la trompa

y la barriga tan grande.

     El mono grita: -Te he visto!

¡Te toca otra vez quedarte!

Con gesto muy enfadado

el elefantito sale.

     —Me parece que haces trampa.

Siempre me encuentras. No vale.


Lagartija


     La lagartija,

broche esmeralda

de la pared,

se queda quieta

bajo el sol tibio.

¡Qué lista es!



El saltamontes


     Pequeño, verde y brillante

se confunde con la hierba.

Dos finas agujas de oro

me parecen sus antenas.

     Sus bellas alas ocultas

se han quedado polvorientas

y tiene muy fatigadas 

sus dos patitas de sierra.

     Ha andado un largo camino

a través muchas tierras

y ante el Rey de los Insectos

va a elevar una protesta:

     —Quiero cambiarme de nombre

y llamarme saltapiedras.

¿Cómo voy a saltar montes

con el trabajo que cuesta?


Tarde de lluvia


     La lluvia suavemente cae en invierno.

Riega los campos de trigo,

chopos y almendros

y no salgo de casa….

¡Qué aburrimiento!

     Plim, plim, plim, plim, plim

Se oye en el cristal.

Yo digo: —¿Quién es?

—La lluvia será.

—Pues a ver si paras.

¡Quiero ir a jugar!

 

Nube

 

     Nube, ¡llévame contigo,

que quiero ser lluvia fresca

sobre los campos de trigo!

     Nube, ¡llévame contigo!

¡Me gustaría ser agua

y poder llenar los ríos!

     Nube, ¡llévame contigo,

que quiero estar en la fuente

y salpicar a los niños!